martes, 4 de noviembre de 2014

Altar de Muertos y su Significado


Rescatando nuestras tradiciones 

Altar de Murtos del Centro Educativo y Cultural San Rafael
Al hablar de tradiciones no podemos dejar pasar una fecha tan importante como lo es el “El Día de Muertos” que es considerado la tradición más representativa de la cultura mexicana. La celebración se lleva a cabo en dos días: el 1 de noviembre es dedicado al alma de los niños y el 2 de noviembre a la de los adultos. 

El origen del Día de Muertos tiene antecedentes relacionados con el mestizaje. Comprende rasgos culturales indígenas y españoles que al mezclarse dieron lugar a todos los ritos y ceremonias que se realizan alrededor de la festividad.  

Aunque la celebración anglosajona de Halloween se ha popularizado entre la población, en la mayoría de los hogares mexicanos la tradición perdura y se colocan ofrendas con elementos muy particulares. 

Ofrendas como bienvenida


La creencia popular es que las almas de los seres queridos que se nos fueron regresan de ultratumba durante el Día de Muertos. Por tal motivo, se les recibe con una ofrenda donde se coloca su comida y bebida favorita, fruta, calaveritas de dulce y si fuese el caso, juguetes para los niños. No faltan las fotografías de los difuntos y las coloridas flores de cempasúchil.

La representación de los altares de muertos ha cambiado a través de los siglos desde la introducción de la religión católica en el México prehispánico. Se han incluido elementos simbólicos que no pertenecen a las culturas mesoamericanas, como imágenes religiosas católicas (rosarios, crucifijos e iconos sacros).
 
Los niveles en el altar de muertos representan la cosmovisión, regularmente representando el mundo material y el inmaterial o los cuatro elementos, en cada uno de ellos se colocan diferentes objetos simbólicos para la cultura, religión o la persona a la que se le dedica el altar.


Altar de Muertos y su Significado 
  
Significado de los elementos del Altar de Muertos



“LA VIDA DE LOS MUERTOS ESTA EN LA MEMORIA DE LOS VIVOS”
(Cicerón, Marco Tulio).