sábado, 5 de septiembre de 2015

Ponle sazón a tus finanzas



Las mamás son las que más se preocupan y ocupan de la casa (la comida, la limpieza y algunas hasta llevan el sustento), de los hijos y su educación, y de mil cosas más.

Lo que es un hecho es que hacen maravillas con el gasto familiar, le ponen un poco acá y otro acullá, y terminan pagando la renta, el teléfono y la luz. ¿Te suena familiar?

Si bien no existen recetas únicas para administrar el hogar, sí existen algunos secretos para darle sazón a tus finanzas. ¡Seguro tú tienes los tuyos! Aquí te compartimos los nuestros: una especie de receta financiera.

1. Amasa tu presupuesto
 

Tal vez seas de esas mamás que traen todo en la cabeza: colegiaturas, zapatos, despensa, etcétera. Pero es preciso que todos esos gastos y también tu ingreso, los registres, uno a uno, en hoja y papel; si te quieres ver más moderna en una hoja de Excel o alguna app que te ayude.


Luego saca tu balance, la idea es que tus ingresos siempre sean mayores que tus gastos, lograr esto hará que no te andes tronando los dedos al final de cada quincena.


Una vez que consigas un excedente (ahorro) mensual, olvídate del “hubiera”, estás lista para alcanzar tus metas. ¡Esas con las que tanto has soñado!



2. Derrite tus deudas


El primer paso para generar excedentes es no tener deudas fuera de control. El crédito es una herramienta que puede ayudarte a incrementar tu patrimonio o incluso puede hacértelo perder. Es la forma en que lo usas, la que hace la diferencia.


Por ejemplo, no es tan inteligente acudir a una venta nocturna sin ninguna idea clara de lo que quieres o con la convicción de aprovechar las “ofertas” con la tarjeta de crédito. Cuando compras a plazos comprometes tus ingresos futuros, pregúntate ¿valdrá la pena?


Elabora un plan de acción para liquidar esos compromisos que te están volviendo loca (tuyos, de tu pareja o de ambos ¡están en el mismo barco!). Es cuestión de apretarse el cinturón por un tiempo, para aportar más y bajarle a las deudas. Si tu caso es grave, acércate a la institución financiera, explica tu situación y deseo por pagar. 


3. Condimenta tu ahorro


¿Eres de esas mujeres súper ahorradoras, pero que lo hacen en tandas o debajo del colchón? Esta forma de ahorrar tiene sus inconvenientes: quien organiza la tanda se puede quedar con el dinero y no repartirlo, en tu casa alguien puede entrar y robárselo o en una inundación perderlo.


Si ya tienes el ahorro como hábito, llevas la mitad del camino recorrido, es momento de formalizar tu ahorro: deposítalo en una cuenta de ahorro en una Sociedad Financiera Popular (Sofipo) o Cooperativa de Ahorro y Préstamo Autorizadas (SCAP). Estas opciones cuentan con un seguro de depósito que protege tus ahorros. ¡Infórmate! 


4. Cuela tus gastos hormiga


¿Te ha pasado que sales de casa con un billete grande y regresas a casa con un par de monedas pequeñas? Lo peor, es que no recuerdas haber hecho un gasto importante. Seguro los responsables de esta catástrofe son los gastos hormiga, ¿cuáles son estos? aquellos que aunque parezcan pequeñitos (inofensivos), juntos pueden representar una gran fuga en tu bolsillo (nocivos).



En realidad no es difícil detectarlos, ya que usualmente se destinan al consumo de productos por gusto y no por necesidad. Por ejemplo: recoges a tu hijo de la escuela y diariamente le compras un dulce de camino a casa ¿al mes cuánto dinero representa esto?


5. Fríe los imprevistos


En la vida nada está escrito y un imprevisto puede pasarle a cualquiera (un accidente o una enfermedad, quedarte sin empleo, la muerte de un familiar, etcétera). Evita que te agarre con las manos vacías y desequilibre tus finanzas. ¿Cómo? Hay dos herramientas que te ayudarán a contrarrestar este tipo de eventos: 1) un fondo de ahorro para emergencias y 2) un seguro. Van de la mano, es decir, son complementarios, uno no sustituye al otro.


Lo ideal es que tu fondo de ahorro sea de tres a seis meses de tu salario actual, así podrás hacer frente, por algún tiempo, a algún evento desafortunado que se te presente.


Esto te dará un respiro, pero en casos más graves como un terremoto que derribe tu casa o una enfermedad crónica, tus ahorros serán como tapar el sol con un dedo, para estos casos es preciso prevenir con un seguro.

6. Deja cuajar tus inversiones


No basta con ser una ahorradora hecha y derecha. Si tus metas son ambiciosas como asegurar la educación universitaria de tus hijos, con tan sólo ahorrar no vas a lograrlo, pues con el paso del tiempo el dinero pierde valor debido a la inflación (el aumento de los precios). Para contrarrestar sus efectos hay que invertir.

Pese a que la inversión suene como el ingrediente perfecto de esta receta, debes saber que conlleva riesgos. Una forma de contrarrestarlo es no poniendo todos los huevos en una canasta: invierte un poco aquí y otro poco allá.

7. Marina tu ahorro para el retiro
 
Muchas mamás ponen en primer lugar a sus hijos y en segundo o tercero… su vida profesional. Consiguen un empleo por cuenta propia o simplemente dejan de trabajar, de cotizar y aportar a su ahorro para el retiro.

Si es tu caso, no necesitas cotizar al IMSS o al ISSSTE para abrir una cuenta de ahorro para el retiro en una Afore y realizar por tu cuenta aportaciones voluntarias. Hoy necesitas ver por tus hijos ¿pero mañana quién verá por ti? Es momento de pensar en tu futuro y comenzar a construirlo. Si eres una mamá trabajadora, incrementa tu pensión haciendo aportaciones adicionales a las que, por Ley, te descuenta tu patrón.

 
8. Degusta tus logros

Mantener unas finanzas sanas no tiene por qué ser todo un sacrificio.
Cuando veas el fruto de tu esfuerzo, disfruta de lo que has alcanzado y prémiate con un “gustito” ¿por qué no?.
 

 Fuente: http://www.condusef.gob.mx/Revista/